Estamos en el mes de la patria y
en estos momentos es bueno dedicar un tiempo a analizar qué tanto se respetan
los símbolos patrios, qué están enseñando a los estudiantes en las escuelas
para que lo reconozcan y respeten… Cuál es el grado de identificación de los
niños y jóvenes con los mismos.
Quizás, con solo leer estas
cuestionantes muchas respuestas llegan a nuestra mente y a lo mejor todas con
un común denominador: Se ha perdido la esencia.
Pues sí, ese es el punto que
quiero tocar en esta oportunidad, porque cuando recuerdo mis años de niñez y
adolescencia me veo respetando bastante al escuchar el himno nacional, el ver
la bandera e incluso al doblarla y tomarla cuando nos correspondía en la
escuela subir o bajarla. Esos tiempos en que los maestros se empeñaban en que
aprendiéramos las notas del canto nacional completo, que lo analizáramos para
comprender lo que significaba cada palabra expresada.
Y qué decir, de la bandera, sus
colores y ese interés de resaltar cada elemento en el escudo, su simbolización,
haciéndonos aflorar ese orgullo patrio y agradecimiento a los hombres que
dieron todo por una nación libre. Pero sobre todo, ese detenerse cuando sonaba
el himno en la calle, ver parar los vehículos como señal de reverencia hasta
que terminara el cántico.
Cuánto hemos cambiado, hoy la
realidad es otra, es cierto que muchos continúan esta exaltación a nuestros
símbolos patrios, pero la verdad es que la mayoría ha perdido esa esencia, ya
no hay sentimiento y mucho menos respeto.
Algo que ha influido es la pérdida
de la enseñanza en las aulas de Moral y Cívica, esta materia en la que nos
aprendíamos todo lo relacionado a este tenor y comportamiento cívico. Para
nadie es un secreto que poco se hace en este sentido, pues con la tecnología y
la rapidez del tiempo, se han dejado de lado las cosas que si aportaban para el
desarrollo de un ciudadano que actuara apegado a los valores y la buena
conducta.
He tomado justamente este mes de
la patria, y más que celebramos el día del estudiante, porque se hace necesario
hacer una introspección y ver si lo que estamos haciendo por las generaciones
que nos siguen es adecuado para ellos tener una sociedad conveniente o si por
el contrario le estamos dejando en un ambiente que lo único que busca es la
autodestrucción y el individualismo.
A veces, los detalles más simples
pueden ser los más importantes. Nuestros estudiantes necesitan que se les
enseñe, no que se les deje al libre albedrío. La patria amerita de hombres y
mujeres que valoren lo que tienen, o que por lo menos se sientan orgullosos de
lo que son, de lo que hicieron los padres de la patria.
No podemos dejar el himno y la
bandera solo para la entrada y salida en las escuelas, es salir, es volver a
sentir euforia cuando cantamos el tema que nos identifica en el mundo, esos
símbolos que nos legaron como señal de libertad.
A ti que me estás leyendo, es tiempo de levantar
ese orgullo, de poner nuestra bandera en las casas, pero no solo en Febrero,
siempre, y no solo ahí, llevarlo en nuestro corazón como la señal del más
grande gesto de amor que hicieron nuestros hermanos Dominicanos… Emulemos con
actos a Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Saltitopa y los demás, podemos ser
como ellos, empecemos por agradecer su entrega por nuestra soberanía... Que vivan los símbolos patrios!!!
Redactado por: Grecheen Acosta
Texto publicado en la columna INTROSPECCION del periódico La Vega News.